La Apple Store de la Quinta Avenida guarda una galería oculta

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Fachada icónica

Quien se acerque a la Apple Store de la Quinta Avenida se llevará una sorpresa nada obvia: en el pasillo que conduce a los baños se expone una pequeña galería con fotografías que repasan la transformación del espacio. Es un rincón discreto que, sin hacer ruido, deja ver cómo ha ido cambiando esta tienda emblemática y su entorno a lo largo del tiempo.

Se trata de una muestra breve y muy curiosa con imágenes únicas que no suelen verse en otros lugares. Si pasas por allí, conviene desviarse un momento: además de ser un trayecto corto, permite apreciar detalles de la historia del lugar que normalmente pasan desapercibidos.

Una galería inesperada bajo la quinta avenida

Interior histórico

Las fotografías arrancan con vistas de la plaza original, antes de que la zona adoptase su configuración actual. En esas instantáneas se intuye el punto de partida, cuando el entorno todavía no estaba condicionado por la presencia de la tienda.

Después, la secuencia documenta la construcción del túnel subterráneo y el espacio comercial bajo el nivel de la calle. Es un repaso visual a una obra que no se percibe desde el exterior pero que define la experiencia de la propia tienda.

También aparecen momentos de la etapa en la que el establecimiento ya funcionaba, aunque todavía no aprovechaba la luz natural del exterior. En esas fotos se aprecian, además, un par de fuentes situadas sobre la cubierta, un detalle que hoy es parte del pasado.

De la oscuridad a las claraboyas: la gran renovación

Acceso y cubrimiento

La parte final del recorrido fotográfico muestra la versión más reciente, con la incorporación de varias claraboyas diseñadas para introducir luz natural y refrescar la estética del espacio interior, inspirada en el lenguaje visual de Apple.

En estos momentos, toda la plaza —incluido el icónico cubo de cristal— se encuentra cubierta por un techo, de modo que la escena no luce igual que en su mejor momento. Pese a ello, la galería del pasillo mantiene vivo el vínculo con lo que fue y con la dirección hacia la que ha evolucionado.

Si decides visitar la tienda, merece la pena detenerse un minuto de camino al baño para recorrer esas imágenes. Es un vistazo rápido, sí, pero ayuda a poner en contexto por qué este espacio comercial es algo más que un punto de venta y cómo el proyecto ha ido puliéndose con cada intervención.

Una parada corta delante de esas fotos basta para entender la particular historia de esta Apple Store: desde la plaza inicial y la obra subterránea hasta la apuesta por la luz natural con claraboyas, pasando por las etapas con menos iluminación y aquellas fuentes de la cubierta. Aunque hoy la plaza esté bajo techo, el relato visual sigue ahí, esperando a quien se anime a descubrirlo.


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