Actualizar ipados y las aplicaciones para ganar estabilidad y velocidad
Uno de los pilares para que el iPad funcione bien es tener el sistema operativo y las apps al día. Cada nueva versión de iPadOS suele incorporar mejoras de rendimiento, estabilidad y seguridad, además de correcciones de errores que pueden estar causando cuelgues o lentitud.
Para comprobarlo, entra en Ajustes > General > Actualización de software y revisa si hay alguna versión de iPadOS pendiente. Es importante hacerlo con el iPad conectado a la corriente y a una red Wi‑Fi estable, y si puedes, con una copia de seguridad previa en iCloud o en tu ordenador para curarte en salud.
Además del sistema, también es fundamental que mantengas las aplicaciones que usas habitualmente actualizadas. Las nuevas versiones suelen optimizar el consumo de memoria, corregir fallos y adaptarse mejor a la última versión de iPadOS. Puedes gestionarlo desde la App Store, en tu perfil, revisando las apps pendientes de actualización.
Ten en cuenta que, en algunos modelos muy antiguos, ciertas versiones de iPadOS pueden ir algo más justas. Aun así, Apple suele pulir el rendimiento con parches posteriores, por lo que a medio plazo suele compensar estar en la última versión compatible.
Liberar almacenamiento: espacio libre para que el ipad respire
Uno de los factores que más influye en la velocidad es que el almacenamiento esté demasiado lleno; aprender a optimizar el almacenamiento ayuda a que el sistema tenga margen de maniobra y trabaje mejor.
Apple recomienda mantener, como mínimo, alrededor de un 10-15 % de espacio libre para que el sistema funcione sin ahogos. A partir de ahí, cuanto más margen, mejor. Para ver cómo vas de memoria, entra en Ajustes > General > Almacenamiento del iPad. Ahí verás un gráfico con el espacio ocupado por apps, fotos, sistemas y otros archivos.
En esa misma pantalla, iPadOS suele mostrar recomendaciones automáticas para ahorrar espacio, como borrar conversaciones antiguas, mover contenidos a iCloud o eliminar archivos grandes que ya no necesitas. Actívalas si encajan con tu uso y, si no, revisa a mano:
- Aplicaciones que ya no utilizas: tócala en la lista y decide entre Vaciar app (se libera espacio pero se guardan sus datos) o Eliminar app (se borra todo).
- Fotos y vídeos pesados: borra lo que no necesites y considera usar iCloud Fotos u otro servicio en la nube para no saturar la memoria interna.
- Archivos multimedia y documentos guardados en apps como Archivos, apps de ofimática o de edición de vídeo, que suelen acumular gigas sin que nos demos cuenta.
Realizar una limpieza periódica del almacenamiento no solo acelera el iPad, también evita errores al instalar actualizaciones y te garantiza espacio libre para apps y juegos nuevos.
Reiniciar y gestionar correctamente las apps en segundo plano
Puede parecer una tontería, pero reiniciar el iPad de vez en cuando es una de las soluciones más sencillas y efectivas para recuperar agilidad. Un reinicio cierra procesos atascados, libera memoria RAM y refresca el sistema, lo que reduce muchos pequeños fallos del día a día.
Para hacerlo, mantén pulsado el botón superior (o lateral) junto con uno de los botones de volumen hasta que veas el deslizador de apagado. Desliza, espera unos segundos a que se apague completamente y vuelve a encenderlo manteniendo pulsado el botón superior hasta que aparezca el logo de Apple.
Mucha gente no apaga ni reinicia el iPad en semanas o meses, y eso provoca que se acumulen procesos en segundo plano que acaban pasando factura al rendimiento. Un buen hábito es reiniciarlo al menos una vez a la semana y apagarlo si sabes que no lo vas a usar en varios días.
En cuanto a las apps en segundo plano, hay varios matices. iPadOS gestiona bastante bien la multitarea; si quieres sacarle partido, aprende a usar la multitarea de forma eficiente. De hecho, no es necesario forzar el cierre constante de todas las apps. De hecho, cerrarlas de forma sistemática puede hacer que tarden más en volver a arrancar y consuma más energía al recargarlas desde cero.
Ahora bien, si una app se queda colgada, va especialmente lenta o notas que el iPad se arrastra justo después de usar algo concreto, sí es recomendable forzar su cierre puntual:
- Desliza hacia arriba desde la parte inferior de la pantalla y mantén un segundo en el centro (o haz doble clic en el botón de inicio en modelos antiguos).
- Busca la app problemática en el carrusel.
- Desliza hacia arriba sobre su previsualización para cerrarla.
Utiliza esta función con cabeza: ciérralas cuando haya un fallo real o quieras liberar recursos en un momento puntual, no como rutina constante tras cada uso.
Desactivar o limitar la actualización en segundo plano y las notificaciones
Otra fuente de lentitud y consumo excesivo de recursos son las actualizaciones en segundo plano. Esta función permite que las apps descarguen datos y se refresquen aunque no las estés usando, lo que en muchos casos no es necesario y se nota en batería y rendimiento.
Para ajustarlo, entra en Ajustes > General > Actualización en segundo plano. Desde ahí puedes:
- Desactivarla por completo, para que ninguna app actualice datos cuando no está en primer plano.
- O bien desactivarla solo en las apps que no consideres esenciales, como juegos o redes sociales que no necesitas que se estén refrescando continuamente.
La diferencia suele ser notable, sobre todo en modelos antiguos: el iPad deja de trabajar tanto en tareas que tú no ves y se nota más suelto en lo que realmente estás haciendo.
Algo parecido ocurre con las notificaciones. Cada aviso implica que el sistema despierte, encienda la pantalla o ejecute procesos que, sumados, consumen recursos. Si nunca has filtrado las notificaciones, es probable que tu iPad esté recibiendo avisos de medio catálogo de apps.
Ve a Ajustes > Notificaciones y revisa app por app. Deja solo las notificaciones realmente importantes (mensajería, trabajo, banca, etc.) y desactiva el resto. Ganarás en tranquilidad, batería y algo de rendimiento.
Reducir efectos visuales, animaciones y transparencias
Los efectos visuales de iPadOS —transiciones, desenfoques, fondos dinámicos, paralaje de iconos— son muy vistosos, pero exigen bastante a la GPU y a la CPU, especialmente en modelos más veteranos. Si buscas fluidez por encima de florituras visuales, merece la pena recortar aquí.
Para empezar, entra en Ajustes > Accesibilidad > Movimiento y activa Reducir movimiento. Esto simplifica transiciones y anima menos elementos, lo que se traduce en una interfaz más sobria pero más ligera.
Luego, en Ajustes > Accesibilidad > Pantalla y tamaño de texto, activa Reducir transparencia. Con esto, los fondos dejan de ser tan translúcidos y se eliminan ciertos efectos de desenfoque, reduciendo la carga gráfica.
Otro pequeño ajuste útil es evitar fondos de pantalla dinámicos o con mucho movimiento: desde Ajustes > Fondo de pantalla elige imágenes estáticas sencillas. No es un cambio radical, pero cada granito ayuda a que el iPad se mueva con más soltura.
Usar safari como navegador principal y limpiar caché y cookies
Si notas que los problemas de lentitud aparecen sobre todo al navegar por internet, conviene revisar el navegador que usas. En iPad, Safari está mejor integrado con iPadOS y, por norma general, consume menos recursos y batería que alternativas como Chrome o Firefox.
Más allá de qué navegador uses, con el tiempo se acumulan cookies, historial y datos de sitios web que pueden ralentizar la carga de páginas o causar fallos extraños. Hacer una limpieza de vez en cuando suele devolver frescura a la experiencia de navegación.
Para borrar estos datos en Safari:
- Abre Ajustes y desplázate hasta Safari.
- Toca en Borrar historial y datos de sitios web.
- Confirma la acción cuando te lo pida el sistema.
Ten presente que al hacerlo se eliminarán cookies, historial y sesiones iniciadas, por lo que tendrás que volver a iniciar sesión en algunos sitios. Dar este repaso cada cierto tiempo ayuda a evitar que la caché se convierta en un lastre, sobre todo si navegas mucho.
Gestionar la batería, el modo de bajo consumo y la temperatura
La batería y la temperatura tienen una relación directa con el rendimiento. A medida que una batería envejece, su capacidad y capacidad de entrega de potencia se reducen, y el sistema puede recortar rendimiento para evitar apagados inesperados.
En iPhone existe un apartado específico de Salud de la batería, aunque en iPad esta información no se muestra de la misma forma. Aun así, si tu iPad tiene ya varios años, notas que la batería dura muy poco o se calienta con facilidad, es bastante probable que una batería degradada esté influyendo en el rendimiento. En esos casos, valorar un reemplazo de batería en un servicio técnico especializado puede marcar la diferencia.
Otro punto a vigilar es el modo de bajo consumo. Esta función reduce procesos en segundo plano y algunas prestaciones para alargar la autonomía, pero a cambio ciertas tareas pueden ir algo más lentas. Si necesitas el máximo rendimiento (jugar, editar vídeo, multitarea pesada…), es mejor que lo mantengas desactivado desde Ajustes > Batería.
La temperatura también influye: si el iPad se calienta demasiado —por ejemplo, bajo el sol, en un coche cerrado o jugando durante horas—, el sistema puede bajar la velocidad del procesador para proteger el hardware. Si notas que se calienta mucho:
- Déjalo reposar en un lugar fresco y a la sombra.
- Evita cargarlo si ya está muy caliente.
- Cierra juegos o apps pesadas y elimina procesos en segundo plano.
Evitar los extremos de temperatura (tanto calor como frío intenso) es clave para que el iPad mantenga un rendimiento estable y no sufra daños internos a largo plazo.
Controlar conexiones, bluetooth, localización y red
Aunque no son los principales culpables de la lentitud, las conexiones como Wi‑Fi, datos móviles, Bluetooth y localización pueden añadir cierta carga al sistema y, sobre todo, a la batería. Afinar un poco estos ajustes ayuda a que todo vaya más fino.
Por ejemplo, si no estás usando accesorios inalámbricos, apaga el Bluetooth desde el Centro de control o desde Ajustes > Bluetooth. Lo mismo con los servicios de localización: entra en Ajustes > Privacidad y seguridad > Localización y desactívala por completo o revísala app por app, permitiéndola solo donde tenga sentido (navegación, mapas, alguna app concreta).
En cuanto a la red, muchas apps dependen de una conexión estable para funcionar con fluidez. Si estás en una zona con cobertura móvil débil o la Wi‑Fi funciona fatal, es normal que algunas tareas vayan lentas, aunque el iPad esté bien. Puedes probar a:
- Conectarte a otra red Wi‑Fi más estable.
- Acercarte al router si estás muy lejos.
- Desactivar y volver a activar Wi‑Fi o datos móviles.
- Contactar con tu operador si los problemas de datos se repiten en distintos lugares.
También es buena idea no tener siempre activada la búsqueda constante de redes en entornos donde no la necesitas, porque implica escaneos continuos que añaden trabajo al sistema.
Cuidar la memoria, la caché y los pequeños fallos del día a día
Aunque iPadOS gestiona la memoria RAM de forma automática, puede haber momentos en los que alguna app se quede colgada o consuma más recursos de la cuenta. En esos casos, el iPad puede ir muy lento de repente, sin estar necesariamente lleno de archivos o sin problemas de red.
Cuando esto ocurra, además de forzar el cierre de la app problemática, es útil hacer un reinicio completo del dispositivo para vaciar memoria temporal y descartar que el fallo se mantenga. Es el equivalente digital a «apagar y encender» que tantas veces soluciona más de lo que parece.
Si utilizas otros navegadores distintos de Safari, revisa en sus ajustes las opciones de eliminar caché, datos de navegación y cookies. Casi todos incluyen un apartado de Privacidad o Historial desde donde puedes limpiar estos datos, algo muy recomendable si notas que webs concretas se comportan mal o cargan lentas.
Para problemas puntuales muy localizados (una app concreta que siempre falla, un juego que va a tirones sin motivo aparente, etc.), no está de más desinstalar y volver a instalar la aplicación. A veces, archivos corruptos internos de esa app son los culpables y se solucionan con una reinstalación limpia.
Restablecer ajustes del sistema o restaurar de fábrica el ipad
Si después de aplicar todos los trucos anteriores el iPad sigue yendo con desgana, toca plantearse medidas un poco más drásticas a nivel de software. Antes de dar el salto a borrar todo, puedes probar a restablecer solo los ajustes del sistema.
Ve a Ajustes > General > Transferir o restablecer el iPad > Restablecer y elige Restablecer todos los ajustes. Esto devuelve a sus valores por defecto muchas configuraciones (Wi‑Fi, accesibilidad, notificaciones, disposición de algunos ajustes…), pero no borra tus apps ni tus archivos personales. Es una forma de limpiar posibles conflictos de configuración sin perder datos.
Si ni con esas notas mejora, el último cartucho de software es realizar una restauración de fábrica completa. Este proceso deja el iPad como recién salido de la caja: se eliminan todas las apps, datos, fotos, vídeos y ajustes, y se reinstala el sistema desde cero.
Antes de hacerlo, es imprescindible que hagas una copia de seguridad en iCloud o en tu ordenador. Después, en Ajustes > General > Transferir o restablecer el iPad, selecciona Borrar todo el contenido y ajustes, introduce tu código y confirma. El proceso puede tardar unos minutos, y al terminar tendrás que configurar el iPad de nuevo, ya sea como dispositivo nuevo o restaurando tu copia de seguridad.
Este paso suele eliminar archivos basura, restos de apps antiguas y configuraciones conflictivas que se han ido acumulando con los años. Es algo molesto de hacer, pero cuando el iPad está muy lastrado, la diferencia de rendimiento suele ser muy notable.
Cuándo plantearse una reparación o cambiar de ipad
Llega un momento en la vida de todo iPad en el que, por muchos trucos que apliques, el hardware se queda corto para las exigencias actuales. Los componentes envejecen, las apps son cada vez más pesadas y las últimas versiones de iPadOS demandan más potencia y memoria.
Si ya has probado a actualizar, liberar espacio, reducir efectos, revisar batería, restablecer ajustes e incluso restaurar de fábrica, y aun así el rendimiento sigue sin ser aceptable para tu uso, quizá sea hora de valorar otras opciones.
Por un lado, puedes acudir a un servicio técnico especializado en productos Apple para que hagan un diagnóstico completo: estado de la batería, posibles problemas de placa, conectores, pantalla táctil, etc. En muchos casos, una simple sustitución de batería o una limpieza interna profesional devuelven parte de la alegría al dispositivo.
Por otro lado, si el iPad ya no recibe nuevas versiones de iPadOS, no soporta apps que necesitas o va muy por detrás de tus exigencias diarias, quizá tenga más sentido plantearse un modelo más reciente, como el nuevo iPad Pro con chip M5. Los iPad actuales traen procesadores mucho más potentes, más RAM, mejor gestión de batería y pantallas más eficientes, por lo que el salto de rendimiento suele ser muy evidente.
También puedes aprovechar programas de recompra o canje que ofrecen Apple y otros comercios para abaratar la actualización, entregando tu iPad antiguo a cambio de un descuento en el nuevo.
Aplicando estos ajustes de software, revisando el estado de la batería, manteniendo espacio libre, reduciendo las florituras visuales y controlando lo que corre en segundo plano, es muy habitual que un iPad que iba a trompicones vuelva a ser un dispositivo fluido, cómodo y fiable durante bastante tiempo; y, si aun así se queda corto, al menos tendrás la certeza de haber exprimido al máximo su rendimiento antes de dar el salto a un modelo nuevo.
Dic 8 2025
Cómo acelerar un iPad lento: trucos y ajustes para recuperar su rendimiento
Actualizar ipados y las aplicaciones para ganar estabilidad y velocidad
Uno de los pilares para que el iPad funcione bien es tener el sistema operativo y las apps al día. Cada nueva versión de iPadOS suele incorporar mejoras de rendimiento, estabilidad y seguridad, además de correcciones de errores que pueden estar causando cuelgues o lentitud.
Para comprobarlo, entra en Ajustes > General > Actualización de software y revisa si hay alguna versión de iPadOS pendiente. Es importante hacerlo con el iPad conectado a la corriente y a una red Wi‑Fi estable, y si puedes, con una copia de seguridad previa en iCloud o en tu ordenador para curarte en salud.
Además del sistema, también es fundamental que mantengas las aplicaciones que usas habitualmente actualizadas. Las nuevas versiones suelen optimizar el consumo de memoria, corregir fallos y adaptarse mejor a la última versión de iPadOS. Puedes gestionarlo desde la App Store, en tu perfil, revisando las apps pendientes de actualización.
Ten en cuenta que, en algunos modelos muy antiguos, ciertas versiones de iPadOS pueden ir algo más justas. Aun así, Apple suele pulir el rendimiento con parches posteriores, por lo que a medio plazo suele compensar estar en la última versión compatible.
Liberar almacenamiento: espacio libre para que el ipad respire
Uno de los factores que más influye en la velocidad es que el almacenamiento esté demasiado lleno; aprender a optimizar el almacenamiento ayuda a que el sistema tenga margen de maniobra y trabaje mejor.
Apple recomienda mantener, como mínimo, alrededor de un 10-15 % de espacio libre para que el sistema funcione sin ahogos. A partir de ahí, cuanto más margen, mejor. Para ver cómo vas de memoria, entra en Ajustes > General > Almacenamiento del iPad. Ahí verás un gráfico con el espacio ocupado por apps, fotos, sistemas y otros archivos.
En esa misma pantalla, iPadOS suele mostrar recomendaciones automáticas para ahorrar espacio, como borrar conversaciones antiguas, mover contenidos a iCloud o eliminar archivos grandes que ya no necesitas. Actívalas si encajan con tu uso y, si no, revisa a mano:
Realizar una limpieza periódica del almacenamiento no solo acelera el iPad, también evita errores al instalar actualizaciones y te garantiza espacio libre para apps y juegos nuevos.
Reiniciar y gestionar correctamente las apps en segundo plano
Puede parecer una tontería, pero reiniciar el iPad de vez en cuando es una de las soluciones más sencillas y efectivas para recuperar agilidad. Un reinicio cierra procesos atascados, libera memoria RAM y refresca el sistema, lo que reduce muchos pequeños fallos del día a día.
Para hacerlo, mantén pulsado el botón superior (o lateral) junto con uno de los botones de volumen hasta que veas el deslizador de apagado. Desliza, espera unos segundos a que se apague completamente y vuelve a encenderlo manteniendo pulsado el botón superior hasta que aparezca el logo de Apple.
Mucha gente no apaga ni reinicia el iPad en semanas o meses, y eso provoca que se acumulen procesos en segundo plano que acaban pasando factura al rendimiento. Un buen hábito es reiniciarlo al menos una vez a la semana y apagarlo si sabes que no lo vas a usar en varios días.
En cuanto a las apps en segundo plano, hay varios matices. iPadOS gestiona bastante bien la multitarea; si quieres sacarle partido, aprende a usar la multitarea de forma eficiente. De hecho, no es necesario forzar el cierre constante de todas las apps. De hecho, cerrarlas de forma sistemática puede hacer que tarden más en volver a arrancar y consuma más energía al recargarlas desde cero.
Ahora bien, si una app se queda colgada, va especialmente lenta o notas que el iPad se arrastra justo después de usar algo concreto, sí es recomendable forzar su cierre puntual:
Utiliza esta función con cabeza: ciérralas cuando haya un fallo real o quieras liberar recursos en un momento puntual, no como rutina constante tras cada uso.
Desactivar o limitar la actualización en segundo plano y las notificaciones
Otra fuente de lentitud y consumo excesivo de recursos son las actualizaciones en segundo plano. Esta función permite que las apps descarguen datos y se refresquen aunque no las estés usando, lo que en muchos casos no es necesario y se nota en batería y rendimiento.
Para ajustarlo, entra en Ajustes > General > Actualización en segundo plano. Desde ahí puedes:
La diferencia suele ser notable, sobre todo en modelos antiguos: el iPad deja de trabajar tanto en tareas que tú no ves y se nota más suelto en lo que realmente estás haciendo.
Algo parecido ocurre con las notificaciones. Cada aviso implica que el sistema despierte, encienda la pantalla o ejecute procesos que, sumados, consumen recursos. Si nunca has filtrado las notificaciones, es probable que tu iPad esté recibiendo avisos de medio catálogo de apps.
Ve a Ajustes > Notificaciones y revisa app por app. Deja solo las notificaciones realmente importantes (mensajería, trabajo, banca, etc.) y desactiva el resto. Ganarás en tranquilidad, batería y algo de rendimiento.
Reducir efectos visuales, animaciones y transparencias
Los efectos visuales de iPadOS —transiciones, desenfoques, fondos dinámicos, paralaje de iconos— son muy vistosos, pero exigen bastante a la GPU y a la CPU, especialmente en modelos más veteranos. Si buscas fluidez por encima de florituras visuales, merece la pena recortar aquí.
Para empezar, entra en Ajustes > Accesibilidad > Movimiento y activa Reducir movimiento. Esto simplifica transiciones y anima menos elementos, lo que se traduce en una interfaz más sobria pero más ligera.
Luego, en Ajustes > Accesibilidad > Pantalla y tamaño de texto, activa Reducir transparencia. Con esto, los fondos dejan de ser tan translúcidos y se eliminan ciertos efectos de desenfoque, reduciendo la carga gráfica.
Otro pequeño ajuste útil es evitar fondos de pantalla dinámicos o con mucho movimiento: desde Ajustes > Fondo de pantalla elige imágenes estáticas sencillas. No es un cambio radical, pero cada granito ayuda a que el iPad se mueva con más soltura.
Usar safari como navegador principal y limpiar caché y cookies
Si notas que los problemas de lentitud aparecen sobre todo al navegar por internet, conviene revisar el navegador que usas. En iPad, Safari está mejor integrado con iPadOS y, por norma general, consume menos recursos y batería que alternativas como Chrome o Firefox.
Más allá de qué navegador uses, con el tiempo se acumulan cookies, historial y datos de sitios web que pueden ralentizar la carga de páginas o causar fallos extraños. Hacer una limpieza de vez en cuando suele devolver frescura a la experiencia de navegación.
Para borrar estos datos en Safari:
Ten presente que al hacerlo se eliminarán cookies, historial y sesiones iniciadas, por lo que tendrás que volver a iniciar sesión en algunos sitios. Dar este repaso cada cierto tiempo ayuda a evitar que la caché se convierta en un lastre, sobre todo si navegas mucho.
Gestionar la batería, el modo de bajo consumo y la temperatura
La batería y la temperatura tienen una relación directa con el rendimiento. A medida que una batería envejece, su capacidad y capacidad de entrega de potencia se reducen, y el sistema puede recortar rendimiento para evitar apagados inesperados.
En iPhone existe un apartado específico de Salud de la batería, aunque en iPad esta información no se muestra de la misma forma. Aun así, si tu iPad tiene ya varios años, notas que la batería dura muy poco o se calienta con facilidad, es bastante probable que una batería degradada esté influyendo en el rendimiento. En esos casos, valorar un reemplazo de batería en un servicio técnico especializado puede marcar la diferencia.
Otro punto a vigilar es el modo de bajo consumo. Esta función reduce procesos en segundo plano y algunas prestaciones para alargar la autonomía, pero a cambio ciertas tareas pueden ir algo más lentas. Si necesitas el máximo rendimiento (jugar, editar vídeo, multitarea pesada…), es mejor que lo mantengas desactivado desde Ajustes > Batería.
La temperatura también influye: si el iPad se calienta demasiado —por ejemplo, bajo el sol, en un coche cerrado o jugando durante horas—, el sistema puede bajar la velocidad del procesador para proteger el hardware. Si notas que se calienta mucho:
Evitar los extremos de temperatura (tanto calor como frío intenso) es clave para que el iPad mantenga un rendimiento estable y no sufra daños internos a largo plazo.
Controlar conexiones, bluetooth, localización y red
Aunque no son los principales culpables de la lentitud, las conexiones como Wi‑Fi, datos móviles, Bluetooth y localización pueden añadir cierta carga al sistema y, sobre todo, a la batería. Afinar un poco estos ajustes ayuda a que todo vaya más fino.
Por ejemplo, si no estás usando accesorios inalámbricos, apaga el Bluetooth desde el Centro de control o desde Ajustes > Bluetooth. Lo mismo con los servicios de localización: entra en Ajustes > Privacidad y seguridad > Localización y desactívala por completo o revísala app por app, permitiéndola solo donde tenga sentido (navegación, mapas, alguna app concreta).
En cuanto a la red, muchas apps dependen de una conexión estable para funcionar con fluidez. Si estás en una zona con cobertura móvil débil o la Wi‑Fi funciona fatal, es normal que algunas tareas vayan lentas, aunque el iPad esté bien. Puedes probar a:
También es buena idea no tener siempre activada la búsqueda constante de redes en entornos donde no la necesitas, porque implica escaneos continuos que añaden trabajo al sistema.
Cuidar la memoria, la caché y los pequeños fallos del día a día
Aunque iPadOS gestiona la memoria RAM de forma automática, puede haber momentos en los que alguna app se quede colgada o consuma más recursos de la cuenta. En esos casos, el iPad puede ir muy lento de repente, sin estar necesariamente lleno de archivos o sin problemas de red.
Cuando esto ocurra, además de forzar el cierre de la app problemática, es útil hacer un reinicio completo del dispositivo para vaciar memoria temporal y descartar que el fallo se mantenga. Es el equivalente digital a «apagar y encender» que tantas veces soluciona más de lo que parece.
Si utilizas otros navegadores distintos de Safari, revisa en sus ajustes las opciones de eliminar caché, datos de navegación y cookies. Casi todos incluyen un apartado de Privacidad o Historial desde donde puedes limpiar estos datos, algo muy recomendable si notas que webs concretas se comportan mal o cargan lentas.
Para problemas puntuales muy localizados (una app concreta que siempre falla, un juego que va a tirones sin motivo aparente, etc.), no está de más desinstalar y volver a instalar la aplicación. A veces, archivos corruptos internos de esa app son los culpables y se solucionan con una reinstalación limpia.
Restablecer ajustes del sistema o restaurar de fábrica el ipad
Si después de aplicar todos los trucos anteriores el iPad sigue yendo con desgana, toca plantearse medidas un poco más drásticas a nivel de software. Antes de dar el salto a borrar todo, puedes probar a restablecer solo los ajustes del sistema.
Ve a Ajustes > General > Transferir o restablecer el iPad > Restablecer y elige Restablecer todos los ajustes. Esto devuelve a sus valores por defecto muchas configuraciones (Wi‑Fi, accesibilidad, notificaciones, disposición de algunos ajustes…), pero no borra tus apps ni tus archivos personales. Es una forma de limpiar posibles conflictos de configuración sin perder datos.
Si ni con esas notas mejora, el último cartucho de software es realizar una restauración de fábrica completa. Este proceso deja el iPad como recién salido de la caja: se eliminan todas las apps, datos, fotos, vídeos y ajustes, y se reinstala el sistema desde cero.
Antes de hacerlo, es imprescindible que hagas una copia de seguridad en iCloud o en tu ordenador. Después, en Ajustes > General > Transferir o restablecer el iPad, selecciona Borrar todo el contenido y ajustes, introduce tu código y confirma. El proceso puede tardar unos minutos, y al terminar tendrás que configurar el iPad de nuevo, ya sea como dispositivo nuevo o restaurando tu copia de seguridad.
Este paso suele eliminar archivos basura, restos de apps antiguas y configuraciones conflictivas que se han ido acumulando con los años. Es algo molesto de hacer, pero cuando el iPad está muy lastrado, la diferencia de rendimiento suele ser muy notable.
Cuándo plantearse una reparación o cambiar de ipad
Llega un momento en la vida de todo iPad en el que, por muchos trucos que apliques, el hardware se queda corto para las exigencias actuales. Los componentes envejecen, las apps son cada vez más pesadas y las últimas versiones de iPadOS demandan más potencia y memoria.
Si ya has probado a actualizar, liberar espacio, reducir efectos, revisar batería, restablecer ajustes e incluso restaurar de fábrica, y aun así el rendimiento sigue sin ser aceptable para tu uso, quizá sea hora de valorar otras opciones.
Por un lado, puedes acudir a un servicio técnico especializado en productos Apple para que hagan un diagnóstico completo: estado de la batería, posibles problemas de placa, conectores, pantalla táctil, etc. En muchos casos, una simple sustitución de batería o una limpieza interna profesional devuelven parte de la alegría al dispositivo.
Por otro lado, si el iPad ya no recibe nuevas versiones de iPadOS, no soporta apps que necesitas o va muy por detrás de tus exigencias diarias, quizá tenga más sentido plantearse un modelo más reciente, como el nuevo iPad Pro con chip M5. Los iPad actuales traen procesadores mucho más potentes, más RAM, mejor gestión de batería y pantallas más eficientes, por lo que el salto de rendimiento suele ser muy evidente.
También puedes aprovechar programas de recompra o canje que ofrecen Apple y otros comercios para abaratar la actualización, entregando tu iPad antiguo a cambio de un descuento en el nuevo.
Aplicando estos ajustes de software, revisando el estado de la batería, manteniendo espacio libre, reduciendo las florituras visuales y controlando lo que corre en segundo plano, es muy habitual que un iPad que iba a trompicones vuelva a ser un dispositivo fluido, cómodo y fiable durante bastante tiempo; y, si aun así se queda corto, al menos tendrás la certeza de haber exprimido al máximo su rendimiento antes de dar el salto a un modelo nuevo.
By Roger Casadejús Pérez • Blog 0