Un final de temporada adelantado y cargado de tensión
Apple TV+ decidió mover ficha con el desenlace de la primera temporada: el noveno episodio, “La chica o el mundo”, se adelantó respecto a la fecha inicialmente prevista, convirtiéndose en una suerte de regalo anticipado para la audiencia antes de las fiestas navideñas. El capítulo se lanzó como estreno global ajustado al horario GMT, lo que permitió que muchos espectadores en Europa y otros territorios pudieran verlo la noche anterior a la fecha marcada en el calendario.
El episodio está escrito por Alison Tatlock y Gordon Smith, dos nombres clave en la sala de guionistas, y su propio título anticipa el conflicto central: Carol debe escoger entre la persona con la que ha construido un vínculo íntimo, Zosia, y la responsabilidad de frenar a la mente colmena que se expande por el planeta. La premisa suena casi a dilema clásico de ciencia ficción, pero Gilligan la resuelve desde lo emocional y lo ético, más que desde la simple espectacularidad.
El encuentro entre carol y manousos: desconfianza, tortura y ruptura
El clímax de la temporada arranca con la llegada de Manousos Oviedo a Albuquerque al volante de su ambulancia, tras un viaje largo, accidentado y lleno de obstáculos. El personaje, al que la serie presenta como “paraguayo con acento colombiano”, irrumpe en el barrio de Carol con una desconfianza absoluta hacia los Otros y una obsesión casi paranoica por localizar cualquier grieta en la colmena.
Desde el primer momento, se evidencia que la barrera idiomática se suma a la brecha ideológica. Manousos no se fía de nadie, está convencido de que los cooptados no son personas, sino “ladrones de cuerpos”, y ve a los habitantes de la colmena como una amenaza total. Curiosamente, esa fue también la mirada inicial de Carol, pero tras semanas conviviendo con Zosia y con la Unión, su postura se ha vuelto menos tajante, más ambigua.
La “luna de miel” con la colmena y la trampa de los óvulos
Tras ese giro, la temporada se adentra en un tramo sorprendentemente íntimo: Carol y Zosia emprenden un viaje por algunos de los lugares más hermosos y vacíos del planeta, en una especie de luna de miel postapocalíptica. Es un tour por una Tierra despoblada a simple vista, donde las ciudades están en silencio pero la mente colmena sigue presente en todas partes.
Durante ese recorrido, la serie revela uno de sus giros más inquietantes: la Unión tiene un plan B para convertir a Carol. Aunque la protagonista se ha resistido sistemáticamente a unirse al enjambre, los Otros han encontrado una vía legal y biológica para forzar el proceso sin necesidad de su consentimiento directo: sus óvulos congelados. A través de ellos pueden obtener las células madre que necesitan para replicar y consolidar la mente colmena.
De la ilusión romántica a la bomba atómica
Cuando Carol se entera de que la Unión puede convertirla usando sus óvulos sin que ella dé el visto bueno, la fantasía de vivir “como si nada” se desmorona. La aparente armonía del viaje romántico con Zosia se revela como una especie de jaula acolchada: la colmena ha estado jugando con cartas marcadas desde el principio.
La reacción de Carol es tan radical como coherente con su trayectoria: regresa a Albuquerque en helicóptero, despechada, furiosa y cargando una bomba atómica. Ese artefacto, que en episodios anteriores había surgido casi como broma negra, se materializa ahora como una opción real de guerra abierta contra la Unión. El final sitúa a la protagonista ante una postura extrema: si no puede escapar de la colmena respetando las reglas del juego, quizá la única salida sea destruir el tablero.
La mente colmena: ciencia ficción con base biológica
Más allá del suspense del final, uno de los aspectos que más ha dado que hablar en la primera temporada es la explicación progresiva del funcionamiento de la mente colmena. Pluribus ha ido soltando pistas capítulo a capítulo, pero es en episodios como “Charm Offensive” donde encajan muchas de las piezas relacionadas con la comunicación entre los Otros.
En una escena clave, Carol y Zosia observan un tren cruzar Nuevo México mientras conversan sobre el pasado. En ese contexto, Zosia deja caer una información que parece abrir la puerta a la posible reversión del fenómeno global: la colmena se sostiene sobre el campo electromagnético natural del cuerpo humano. La serie sugiere que la transmisión de información no es consciente, sino casi automática, comparable a respirar.
Identidad, lenguaje y felicidad obligatoria
Más allá de la trama de ciencia ficción, Pluribus destaca por su obsesión con el lenguaje, los pronombres y la forma en que nombramos la felicidad. La serie insiste en detalles aparentemente menores: cómo se formula una pregunta, cuánto se tarda en responder, qué matiz se elige para esquivar una mentira sin dejar de manipular. Todo ello convierte a los diálogos en un campo de batalla silencioso.
El octavo episodio, analizado en profundidad por distintos programas y podcasts especializados, es un buen ejemplo: sin necesidad de grandes giros ni explosiones, el capítulo convierte la cordialidad en amenaza. Una simple partida de cartas, una conversación a media luz o un gesto de cariño pueden contener más tensión que una persecución. La serie se divierte poniendo al espectador en guardia cada vez que alguien sonríe demasiado.
Manousos oviedo: origen, migración y rabia contra la colmena
En paralelo a la construcción de Carol, la primera temporada dedica un espacio significativo a definir el trasfondo de Manousos Oviedo, aunque muchos detalles no aparezcan de forma explícita en pantalla. El actor Carlos-Manuel Vesga ha explicado que, desde el principio, trabajó el personaje con su propio acento porque así se lo pidieron en el proceso de audición, algo que chocaba con la indicación de que Manousos vivía en Paraguay.
Ante esa aparente contradicción, la producción le aclaró que Manousos es en realidad un colombiano que reside en Paraguay. Es un migrante que ya ha tenido que abandonar su país y adaptarse a otro entorno, con todo lo que eso implica a nivel emocional y vital. Ese matiz, que puede pasar desapercibido para el espectador, ayuda a entender mejor su intransigencia frente a la colmena.
Una propuesta de ciencia ficción reflexiva en apple tv+
Desde su estreno, Pluribus se ha posicionado como una de las apuestas más peculiares y arriesgadas del catálogo de Apple TV+. No busca el impacto efecto fuegos artificiales, sino una tensión sostenida basada en silencios, miradas y decisiones que se cuecen a fuego lento. El ritmo pausado, muy reconocible para quienes disfrutaron de Breaking Bad o Better Call Saul, puede suponer una barrera para parte del público, pero también es uno de sus rasgos más distintivos.
La puesta en escena mantiene un estilo sobrio y elegante, con una realización que privilegia la atmósfera sobre la acción constante. La cámara se recrea en espacios medio vacíos, carreteras interminables y habitaciones donde el diálogo es el principal arma. El reparto, encabezado por Rhea Seehorn, sostiene sin problemas una narrativa que apuesta más por las ideas que por los giros de guion continuos.
Renovación confirmada y segunda temporada en marcha
El buen recibimiento crítico y el eco que ha tenido la serie entre el público han tenido una consecuencia directa: Apple TV+ renovó Pluribus para una segunda temporada antes incluso de que concluyera la emisión de la primera. Aunque la plataforma no suele publicar cifras detalladas de audiencia, distintos informes del sector la sitúan entre los títulos más vistos de su parrilla en las semanas posteriores al estreno.
La propia Rhea Seehorn ha confirmado que la sala de guionistas de la segunda temporada ya está trabajando, y ha insinuado que el final de la primera tanda hace prácticamente inevitable la continuación. Según la actriz, la historia siempre se concibió con un recorrido más largo, con un arco que podría desarrollarse durante varias temporadas si se mantiene el equilibrio entre ambición creativa y respuesta del público.
De cara al futuro, el gran interrogante es cómo gestionará la serie el choque entre la postura extrema de Carol y la estrategia más técnica de Manousos, centrada en buscar una falla en la radiofrecuencia de la colmena. La tensión entre destrucción total y solución “quirúrgica” promete ser uno de los ejes de la próxima temporada, junto con la evolución del vínculo entre Carol y Zosia tras la traición sentida y la amenaza de la conversión forzosa.
Con todo lo ocurrido en su primera temporada —desde la presentación de una mente colmena con base electromagnética hasta un final marcado por una bomba atómica y la promesa de nuevas resistencias—, Pluribus se asienta como una de las apuestas más singulares de Apple TV+: una serie que habla de ciencia ficción para discutir sobre migración, lenguaje, amor, control social y el miedo a perderse en el grupo, y que ha dejado a la audiencia española y europea con la sensación de que, pase lo que pase en la segunda temporada, la pregunta clave seguirá siendo la misma: qué merece más la pena, salvar a la chica, salvar al mundo… o intentar que ambos no se excluyan.
Dic 26 2025
Pluribus, la serie de Apple TV: final de temporada, mente colmena y futuro
Un final de temporada adelantado y cargado de tensión
Apple TV+ decidió mover ficha con el desenlace de la primera temporada: el noveno episodio, “La chica o el mundo”, se adelantó respecto a la fecha inicialmente prevista, convirtiéndose en una suerte de regalo anticipado para la audiencia antes de las fiestas navideñas. El capítulo se lanzó como estreno global ajustado al horario GMT, lo que permitió que muchos espectadores en Europa y otros territorios pudieran verlo la noche anterior a la fecha marcada en el calendario.
El episodio está escrito por Alison Tatlock y Gordon Smith, dos nombres clave en la sala de guionistas, y su propio título anticipa el conflicto central: Carol debe escoger entre la persona con la que ha construido un vínculo íntimo, Zosia, y la responsabilidad de frenar a la mente colmena que se expande por el planeta. La premisa suena casi a dilema clásico de ciencia ficción, pero Gilligan la resuelve desde lo emocional y lo ético, más que desde la simple espectacularidad.
El encuentro entre carol y manousos: desconfianza, tortura y ruptura
El clímax de la temporada arranca con la llegada de Manousos Oviedo a Albuquerque al volante de su ambulancia, tras un viaje largo, accidentado y lleno de obstáculos. El personaje, al que la serie presenta como “paraguayo con acento colombiano”, irrumpe en el barrio de Carol con una desconfianza absoluta hacia los Otros y una obsesión casi paranoica por localizar cualquier grieta en la colmena.
Desde el primer momento, se evidencia que la barrera idiomática se suma a la brecha ideológica. Manousos no se fía de nadie, está convencido de que los cooptados no son personas, sino “ladrones de cuerpos”, y ve a los habitantes de la colmena como una amenaza total. Curiosamente, esa fue también la mirada inicial de Carol, pero tras semanas conviviendo con Zosia y con la Unión, su postura se ha vuelto menos tajante, más ambigua.
La “luna de miel” con la colmena y la trampa de los óvulos
Tras ese giro, la temporada se adentra en un tramo sorprendentemente íntimo: Carol y Zosia emprenden un viaje por algunos de los lugares más hermosos y vacíos del planeta, en una especie de luna de miel postapocalíptica. Es un tour por una Tierra despoblada a simple vista, donde las ciudades están en silencio pero la mente colmena sigue presente en todas partes.
Durante ese recorrido, la serie revela uno de sus giros más inquietantes: la Unión tiene un plan B para convertir a Carol. Aunque la protagonista se ha resistido sistemáticamente a unirse al enjambre, los Otros han encontrado una vía legal y biológica para forzar el proceso sin necesidad de su consentimiento directo: sus óvulos congelados. A través de ellos pueden obtener las células madre que necesitan para replicar y consolidar la mente colmena.
De la ilusión romántica a la bomba atómica
Cuando Carol se entera de que la Unión puede convertirla usando sus óvulos sin que ella dé el visto bueno, la fantasía de vivir “como si nada” se desmorona. La aparente armonía del viaje romántico con Zosia se revela como una especie de jaula acolchada: la colmena ha estado jugando con cartas marcadas desde el principio.
La reacción de Carol es tan radical como coherente con su trayectoria: regresa a Albuquerque en helicóptero, despechada, furiosa y cargando una bomba atómica. Ese artefacto, que en episodios anteriores había surgido casi como broma negra, se materializa ahora como una opción real de guerra abierta contra la Unión. El final sitúa a la protagonista ante una postura extrema: si no puede escapar de la colmena respetando las reglas del juego, quizá la única salida sea destruir el tablero.
La mente colmena: ciencia ficción con base biológica
Más allá del suspense del final, uno de los aspectos que más ha dado que hablar en la primera temporada es la explicación progresiva del funcionamiento de la mente colmena. Pluribus ha ido soltando pistas capítulo a capítulo, pero es en episodios como “Charm Offensive” donde encajan muchas de las piezas relacionadas con la comunicación entre los Otros.
En una escena clave, Carol y Zosia observan un tren cruzar Nuevo México mientras conversan sobre el pasado. En ese contexto, Zosia deja caer una información que parece abrir la puerta a la posible reversión del fenómeno global: la colmena se sostiene sobre el campo electromagnético natural del cuerpo humano. La serie sugiere que la transmisión de información no es consciente, sino casi automática, comparable a respirar.
Identidad, lenguaje y felicidad obligatoria
Más allá de la trama de ciencia ficción, Pluribus destaca por su obsesión con el lenguaje, los pronombres y la forma en que nombramos la felicidad. La serie insiste en detalles aparentemente menores: cómo se formula una pregunta, cuánto se tarda en responder, qué matiz se elige para esquivar una mentira sin dejar de manipular. Todo ello convierte a los diálogos en un campo de batalla silencioso.
El octavo episodio, analizado en profundidad por distintos programas y podcasts especializados, es un buen ejemplo: sin necesidad de grandes giros ni explosiones, el capítulo convierte la cordialidad en amenaza. Una simple partida de cartas, una conversación a media luz o un gesto de cariño pueden contener más tensión que una persecución. La serie se divierte poniendo al espectador en guardia cada vez que alguien sonríe demasiado.
Manousos oviedo: origen, migración y rabia contra la colmena
En paralelo a la construcción de Carol, la primera temporada dedica un espacio significativo a definir el trasfondo de Manousos Oviedo, aunque muchos detalles no aparezcan de forma explícita en pantalla. El actor Carlos-Manuel Vesga ha explicado que, desde el principio, trabajó el personaje con su propio acento porque así se lo pidieron en el proceso de audición, algo que chocaba con la indicación de que Manousos vivía en Paraguay.
Ante esa aparente contradicción, la producción le aclaró que Manousos es en realidad un colombiano que reside en Paraguay. Es un migrante que ya ha tenido que abandonar su país y adaptarse a otro entorno, con todo lo que eso implica a nivel emocional y vital. Ese matiz, que puede pasar desapercibido para el espectador, ayuda a entender mejor su intransigencia frente a la colmena.
Una propuesta de ciencia ficción reflexiva en apple tv+
Desde su estreno, Pluribus se ha posicionado como una de las apuestas más peculiares y arriesgadas del catálogo de Apple TV+. No busca el impacto efecto fuegos artificiales, sino una tensión sostenida basada en silencios, miradas y decisiones que se cuecen a fuego lento. El ritmo pausado, muy reconocible para quienes disfrutaron de Breaking Bad o Better Call Saul, puede suponer una barrera para parte del público, pero también es uno de sus rasgos más distintivos.
La puesta en escena mantiene un estilo sobrio y elegante, con una realización que privilegia la atmósfera sobre la acción constante. La cámara se recrea en espacios medio vacíos, carreteras interminables y habitaciones donde el diálogo es el principal arma. El reparto, encabezado por Rhea Seehorn, sostiene sin problemas una narrativa que apuesta más por las ideas que por los giros de guion continuos.
Renovación confirmada y segunda temporada en marcha
El buen recibimiento crítico y el eco que ha tenido la serie entre el público han tenido una consecuencia directa: Apple TV+ renovó Pluribus para una segunda temporada antes incluso de que concluyera la emisión de la primera. Aunque la plataforma no suele publicar cifras detalladas de audiencia, distintos informes del sector la sitúan entre los títulos más vistos de su parrilla en las semanas posteriores al estreno.
La propia Rhea Seehorn ha confirmado que la sala de guionistas de la segunda temporada ya está trabajando, y ha insinuado que el final de la primera tanda hace prácticamente inevitable la continuación. Según la actriz, la historia siempre se concibió con un recorrido más largo, con un arco que podría desarrollarse durante varias temporadas si se mantiene el equilibrio entre ambición creativa y respuesta del público.
De cara al futuro, el gran interrogante es cómo gestionará la serie el choque entre la postura extrema de Carol y la estrategia más técnica de Manousos, centrada en buscar una falla en la radiofrecuencia de la colmena. La tensión entre destrucción total y solución “quirúrgica” promete ser uno de los ejes de la próxima temporada, junto con la evolución del vínculo entre Carol y Zosia tras la traición sentida y la amenaza de la conversión forzosa.
Con todo lo ocurrido en su primera temporada —desde la presentación de una mente colmena con base electromagnética hasta un final marcado por una bomba atómica y la promesa de nuevas resistencias—, Pluribus se asienta como una de las apuestas más singulares de Apple TV+: una serie que habla de ciencia ficción para discutir sobre migración, lenguaje, amor, control social y el miedo a perderse en el grupo, y que ha dejado a la audiencia española y europea con la sensación de que, pase lo que pase en la segunda temporada, la pregunta clave seguirá siendo la misma: qué merece más la pena, salvar a la chica, salvar al mundo… o intentar que ambos no se excluyan.
By Roger Casadejús Pérez • Blog 0