Un conflicto de tres años que arranca con mercadolibre
El origen del caso se remonta a 2022, cuando MercadoLibre, gigante del comercio electrónico en Latinoamérica, decidió plantar cara a las reglas de la App Store en Brasil. La empresa uruguaya trasladó al Conselho Administrativo de Defesa Econômica (CADE) su queja por las limitaciones que, a su juicio, imponía Apple a la distribución de bienes digitales y al uso de sistemas de pago distintos al suyo dentro de las aplicaciones.
Desde ese momento se abrió un proceso administrativo y judicial con idas y venidas, muy similar a lo visto en Estados Unidos, la Unión Europea o Corea del Sur: decisiones favorables para una de las partes, recursos inmediatos de la otra y nuevas medidas provisionales. CADE llegó a dictar en 2024 medidas cautelares contra Apple para frenar lo que consideraba prácticas restrictivas en el ecosistema iOS.
A mediados de 2025, el regulador brasileño dio un paso más y aprobó un acuerdo provisional que obligaba a permitir la distribución de aplicaciones por vías alternativas y la inclusión de enlaces de pago de terceros. Esa resolución venía acompañada de un periodo de adaptación que marcaba el inicio de la apertura de la plataforma en el país.
Sin embargo, cuando esos cambios estaban a punto de activarse, Apple y CADE volvieron a la mesa de negociación. Ambos optaron por pausar temporalmente la implementación para intentar cerrar un pacto más amplio y estable que evitase una guerra legal de largo recorrido, con posibles efectos imprevisibles para desarrolladores y usuarios.
Durante todo este tiempo, MercadoLibre insistió en que las normas de la App Store limitaban la competencia real entre servicios digitales y encarecían el acceso a ciertos contenidos, al obligar casi siempre a pasar por el sistema de compras de Apple y sus comisiones asociadas. Aunque la compañía latinoamericana ha reconocido ahora el avance que supone el acuerdo, también ha señalado que el resultado solo cubre parcialmente su demanda de un marco más equilibrado.
El acuerdo con cade: tiendas alternativas y pagos de terceros
La solución definitiva ha llegado con la aprobación por parte del consejo interno de CADE de un Término de Compromiso de Cese (TCC). Este instrumento es habitual en el derecho de competencia brasileño y permite cerrar investigaciones a cambio de obligaciones claras y verificables para la empresa afectada.
El punto central del pacto es que Apple deberá permitir en Brasil canales alternativos para distribuir aplicaciones en iOS. En la práctica, esto se traduce en que los desarrolladores podrán lanzar sus propias tiendas o “marketplaces” de apps para iPhone y iPad, al margen de la App Store tradicional, siguiendo un modelo similar al que ya se está desplegando en la Unión Europea tras la entrada en vigor de la normativa sobre mercados digitales.
Además de abrir la puerta a estas tiendas de terceros, el acuerdo exige que las aplicaciones puedan integrar métodos de pago de proveedores externos junto al sistema de compras dentro de la app de Apple. Los desarrolladores también tendrán la posibilidad de incluir enlaces que redirijan al usuario a sitios web externos para completar la transacción, algo que hasta ahora estaba fuertemente restringido o suponía el riesgo de represalias en la App Store.
Un aspecto relevante del TCC es la obligación de que cualquier mensaje o aviso que Apple muestre a los usuarios sobre estas opciones alternativas sea neutral y objetivo. El texto deja claro que la compañía no podrá diseñar pantallas o controles que, en la práctica, entorpezcan la experiencia cuando se elijan sistemas de pago diferentes al suyo, un punto especialmente sensible en las investigaciones antimonopolio.
En cuanto al calendario, el regulador ha fijado que Apple dispone de 105 días para aplicar técnicamente todos los cambios acordados desde que los nuevos términos se hagan exigibles para los desarrolladores. A partir de ese momento, el compromiso tendrá una duración inicial de tres años, periodo durante el cual CADE supervisará su cumplimiento y podrá reactivar la investigación administrativa si detecta incumplimientos.
Nueva estructura de comisiones en brasil
Más allá de la apertura tecnológica, el acuerdo introduce una revisión de las tarifas que Apple cobrará en Brasil por las distintas formas de distribuir y monetizar aplicaciones. La estructura toma como referencia los modelos que la compañía ya está aplicando o negociando en Europa, Japón y Estados Unidos, adaptados al marco local.
Para las compras dentro de la aplicación realizadas directamente en la App Store, se mantiene un sistema escalonado: una comisión estándar del 25% y una tasa reducida del 10% para determinados programas especiales o desarrolladores que cumplan ciertos requisitos. Como novedad, se contempla también una tarifa del 5% cuando el desarrollador opta por utilizar el sistema de pago de Apple en determinadas condiciones fijadas en el acuerdo.
En el caso de las aplicaciones que se descargan desde la App Store pero redirigen al usuario fuera de la tienda para completar el pago, la norma distingue dos supuestos. Si la app solo muestra texto estático, sin enlaces ni botones clicables que lleven al sitio web del proveedor, la redirección no conlleva ningún cargo adicional para el desarrollador.
Si, por el contrario, la aplicación incluye un botón o enlace que lleve directamente al usuario a la página de pago externa, Apple podrá aplicar una comisión del 15% sobre las operaciones asociadas. Este punto es clave porque marca el coste para los servicios que quieran usar activamente sus propias pasarelas de pago dentro de la experiencia de uso de la app.
Por último, las tiendas de aplicaciones alternativas que operen en iOS Brasil estarán sujetas a una Comisión de Tecnología Básica del 5%. Esta figura pretende remunerar a Apple por el uso de su infraestructura y herramientas de desarrollo, incluso cuando la distribución de las apps se realiza al margen de la App Store tradicional.
Riesgos, sanciones y encaje internacional
En su respuesta pública al pacto, Apple ha dejado claro que asume los cambios como una obligación derivada de las exigencias del regulador, y no tanto como una decisión estratégica propia. La compañía ha subrayado que la apertura del sistema añadirá nuevos riesgos de privacidad y seguridad para los usuarios, una preocupación que repite cada vez que se ve forzada a flexibilizar el control sobre su plataforma.
Según explica la firma, se han diseñado ciertas salvaguardas para mantener un nivel de protección elevado, especialmente en el caso de usuarios más jóvenes o perfiles considerados vulnerables. Aun así, Apple reconoce que estas medidas no eliminarán del todo las amenazas asociadas a la instalación de software fuera de su canal habitual ni al uso de métodos de pago externos.
Desde el punto de vista regulatorio, el acuerdo incluye un régimen sancionador claro: si Apple no cumple de forma total con los términos del TCC, CADE podrá imponer multas de hasta 150 millones de reales brasileños, una cifra cercana a los 27 millones de dólares al cambio actual. Además, el regulador se reserva la posibilidad de reabrir la investigación original si detecta falta de colaboración o intentos de sortear las nuevas obligaciones.
Como parte del pacto, Apple también ha aceptado retirar una demanda judicial previa con la que impugnaba las medidas preventivas dictadas en 2024. Con este gesto, se cierra uno de los frentes legales abiertos y se consolida la vía del acuerdo administrativo como mecanismo principal para resolver el conflicto en Brasil.
El movimiento brasileño se suma a las presiones que la compañía ya afronta en otras jurisdicciones importantes. La Unión Europea ha obligado este año a permitir lo que Apple denomina “distribución alternativa de aplicaciones” en el marco de su normativa sobre mercados digitales, aunque solo en el territorio comunitario. Japón, por su parte, ha puesto en marcha su propia Ley de Competencia de Software Móvil, que también fuerza a Apple a habilitar mercados de apps de terceros y a flexibilizar el uso de pasarelas de pago externas.
Impacto potencial en desarrolladores, usuarios y europa
Para el ecosistema de desarrolladores brasileños, la apertura de iOS supone la posibilidad de explorar nuevos modelos de distribución y cobro que hasta ahora eran complicados o directamente inviables bajo el férreo control de la App Store. Tanto grandes plataformas como pequeños estudios podrán valorar si les compensa crear sus propias tiendas, integrarse en marketplaces alternativos o seguir apostando por la vía tradicional.
Para los usuarios, el cambio se traducirá previsiblemente en más opciones a la hora de descargar aplicaciones y pagar por servicios, aunque la experiencia no será idéntica para todos. Habrá quienes sigan confiando únicamente en la App Store y en el sistema de pago de Apple por comodidad o por percepción de seguridad, mientras que otros aprovecharán las nuevas tiendas y enlaces externos para buscar mejores precios, promociones o formatos de suscripción más flexibles.
En el plano internacional, lo ocurrido en Brasil puede servir como referencia para debates en curso en la Unión Europea y otros mercados europeos. Aunque la regulación comunitaria ya ha forzado una apertura parcial del ecosistema en el Viejo Continente, los detalles sobre comisiones, mensajes a usuarios o nivel de control de Apple sobre las tiendas de terceros seguirán muy de cerca precedentes como el brasileño a la hora de evaluar si las medidas son suficientes.
Los reguladores europeos, que llevan años examinando el papel de las grandes plataformas en sectores como las apps, el comercio electrónico o los servicios de contenido digital, tomarán nota de cómo se articula en la práctica este nuevo equilibrio en Brasil. Cuestiones como la neutralidad de las advertencias para los usuarios, la facilidad real para utilizar pasarelas de pago de terceros o la viabilidad económica de las tiendas alternativas serán factores clave a la hora de valorar si se requiere un ajuste adicional de las normas en Europa.
El acuerdo entre Apple y CADE coloca a Brasil en la corta lista de jurisdicciones que han logrado forzar una apertura concreta del ecosistema iOS, junto a la Unión Europea y Japón. Para España y el resto de países europeos, el caso se convierte en un ejemplo más de cómo la presión coordinada de reguladores y actores del mercado puede ir modelando, poco a poco, el funcionamiento de las grandes plataformas tecnológicas sin necesidad de romper del todo con su modelo de negocio, pero obligándolas a adaptarse a un entorno más competitivo.
Dic 24 2025
Apple abrirá iOS a tiendas de aplicaciones de terceros en Brasil tras un pacto antimonopolio
Un conflicto de tres años que arranca con mercadolibre
El origen del caso se remonta a 2022, cuando MercadoLibre, gigante del comercio electrónico en Latinoamérica, decidió plantar cara a las reglas de la App Store en Brasil. La empresa uruguaya trasladó al Conselho Administrativo de Defesa Econômica (CADE) su queja por las limitaciones que, a su juicio, imponía Apple a la distribución de bienes digitales y al uso de sistemas de pago distintos al suyo dentro de las aplicaciones.
Desde ese momento se abrió un proceso administrativo y judicial con idas y venidas, muy similar a lo visto en Estados Unidos, la Unión Europea o Corea del Sur: decisiones favorables para una de las partes, recursos inmediatos de la otra y nuevas medidas provisionales. CADE llegó a dictar en 2024 medidas cautelares contra Apple para frenar lo que consideraba prácticas restrictivas en el ecosistema iOS.
A mediados de 2025, el regulador brasileño dio un paso más y aprobó un acuerdo provisional que obligaba a permitir la distribución de aplicaciones por vías alternativas y la inclusión de enlaces de pago de terceros. Esa resolución venía acompañada de un periodo de adaptación que marcaba el inicio de la apertura de la plataforma en el país.
Sin embargo, cuando esos cambios estaban a punto de activarse, Apple y CADE volvieron a la mesa de negociación. Ambos optaron por pausar temporalmente la implementación para intentar cerrar un pacto más amplio y estable que evitase una guerra legal de largo recorrido, con posibles efectos imprevisibles para desarrolladores y usuarios.
Durante todo este tiempo, MercadoLibre insistió en que las normas de la App Store limitaban la competencia real entre servicios digitales y encarecían el acceso a ciertos contenidos, al obligar casi siempre a pasar por el sistema de compras de Apple y sus comisiones asociadas. Aunque la compañía latinoamericana ha reconocido ahora el avance que supone el acuerdo, también ha señalado que el resultado solo cubre parcialmente su demanda de un marco más equilibrado.
El acuerdo con cade: tiendas alternativas y pagos de terceros
La solución definitiva ha llegado con la aprobación por parte del consejo interno de CADE de un Término de Compromiso de Cese (TCC). Este instrumento es habitual en el derecho de competencia brasileño y permite cerrar investigaciones a cambio de obligaciones claras y verificables para la empresa afectada.
El punto central del pacto es que Apple deberá permitir en Brasil canales alternativos para distribuir aplicaciones en iOS. En la práctica, esto se traduce en que los desarrolladores podrán lanzar sus propias tiendas o “marketplaces” de apps para iPhone y iPad, al margen de la App Store tradicional, siguiendo un modelo similar al que ya se está desplegando en la Unión Europea tras la entrada en vigor de la normativa sobre mercados digitales.
Además de abrir la puerta a estas tiendas de terceros, el acuerdo exige que las aplicaciones puedan integrar métodos de pago de proveedores externos junto al sistema de compras dentro de la app de Apple. Los desarrolladores también tendrán la posibilidad de incluir enlaces que redirijan al usuario a sitios web externos para completar la transacción, algo que hasta ahora estaba fuertemente restringido o suponía el riesgo de represalias en la App Store.
Un aspecto relevante del TCC es la obligación de que cualquier mensaje o aviso que Apple muestre a los usuarios sobre estas opciones alternativas sea neutral y objetivo. El texto deja claro que la compañía no podrá diseñar pantallas o controles que, en la práctica, entorpezcan la experiencia cuando se elijan sistemas de pago diferentes al suyo, un punto especialmente sensible en las investigaciones antimonopolio.
En cuanto al calendario, el regulador ha fijado que Apple dispone de 105 días para aplicar técnicamente todos los cambios acordados desde que los nuevos términos se hagan exigibles para los desarrolladores. A partir de ese momento, el compromiso tendrá una duración inicial de tres años, periodo durante el cual CADE supervisará su cumplimiento y podrá reactivar la investigación administrativa si detecta incumplimientos.
Nueva estructura de comisiones en brasil
Más allá de la apertura tecnológica, el acuerdo introduce una revisión de las tarifas que Apple cobrará en Brasil por las distintas formas de distribuir y monetizar aplicaciones. La estructura toma como referencia los modelos que la compañía ya está aplicando o negociando en Europa, Japón y Estados Unidos, adaptados al marco local.
Para las compras dentro de la aplicación realizadas directamente en la App Store, se mantiene un sistema escalonado: una comisión estándar del 25% y una tasa reducida del 10% para determinados programas especiales o desarrolladores que cumplan ciertos requisitos. Como novedad, se contempla también una tarifa del 5% cuando el desarrollador opta por utilizar el sistema de pago de Apple en determinadas condiciones fijadas en el acuerdo.
En el caso de las aplicaciones que se descargan desde la App Store pero redirigen al usuario fuera de la tienda para completar el pago, la norma distingue dos supuestos. Si la app solo muestra texto estático, sin enlaces ni botones clicables que lleven al sitio web del proveedor, la redirección no conlleva ningún cargo adicional para el desarrollador.
Si, por el contrario, la aplicación incluye un botón o enlace que lleve directamente al usuario a la página de pago externa, Apple podrá aplicar una comisión del 15% sobre las operaciones asociadas. Este punto es clave porque marca el coste para los servicios que quieran usar activamente sus propias pasarelas de pago dentro de la experiencia de uso de la app.
Por último, las tiendas de aplicaciones alternativas que operen en iOS Brasil estarán sujetas a una Comisión de Tecnología Básica del 5%. Esta figura pretende remunerar a Apple por el uso de su infraestructura y herramientas de desarrollo, incluso cuando la distribución de las apps se realiza al margen de la App Store tradicional.
Riesgos, sanciones y encaje internacional
En su respuesta pública al pacto, Apple ha dejado claro que asume los cambios como una obligación derivada de las exigencias del regulador, y no tanto como una decisión estratégica propia. La compañía ha subrayado que la apertura del sistema añadirá nuevos riesgos de privacidad y seguridad para los usuarios, una preocupación que repite cada vez que se ve forzada a flexibilizar el control sobre su plataforma.
Según explica la firma, se han diseñado ciertas salvaguardas para mantener un nivel de protección elevado, especialmente en el caso de usuarios más jóvenes o perfiles considerados vulnerables. Aun así, Apple reconoce que estas medidas no eliminarán del todo las amenazas asociadas a la instalación de software fuera de su canal habitual ni al uso de métodos de pago externos.
Desde el punto de vista regulatorio, el acuerdo incluye un régimen sancionador claro: si Apple no cumple de forma total con los términos del TCC, CADE podrá imponer multas de hasta 150 millones de reales brasileños, una cifra cercana a los 27 millones de dólares al cambio actual. Además, el regulador se reserva la posibilidad de reabrir la investigación original si detecta falta de colaboración o intentos de sortear las nuevas obligaciones.
Como parte del pacto, Apple también ha aceptado retirar una demanda judicial previa con la que impugnaba las medidas preventivas dictadas en 2024. Con este gesto, se cierra uno de los frentes legales abiertos y se consolida la vía del acuerdo administrativo como mecanismo principal para resolver el conflicto en Brasil.
El movimiento brasileño se suma a las presiones que la compañía ya afronta en otras jurisdicciones importantes. La Unión Europea ha obligado este año a permitir lo que Apple denomina “distribución alternativa de aplicaciones” en el marco de su normativa sobre mercados digitales, aunque solo en el territorio comunitario. Japón, por su parte, ha puesto en marcha su propia Ley de Competencia de Software Móvil, que también fuerza a Apple a habilitar mercados de apps de terceros y a flexibilizar el uso de pasarelas de pago externas.
Impacto potencial en desarrolladores, usuarios y europa
Para el ecosistema de desarrolladores brasileños, la apertura de iOS supone la posibilidad de explorar nuevos modelos de distribución y cobro que hasta ahora eran complicados o directamente inviables bajo el férreo control de la App Store. Tanto grandes plataformas como pequeños estudios podrán valorar si les compensa crear sus propias tiendas, integrarse en marketplaces alternativos o seguir apostando por la vía tradicional.
Para los usuarios, el cambio se traducirá previsiblemente en más opciones a la hora de descargar aplicaciones y pagar por servicios, aunque la experiencia no será idéntica para todos. Habrá quienes sigan confiando únicamente en la App Store y en el sistema de pago de Apple por comodidad o por percepción de seguridad, mientras que otros aprovecharán las nuevas tiendas y enlaces externos para buscar mejores precios, promociones o formatos de suscripción más flexibles.
En el plano internacional, lo ocurrido en Brasil puede servir como referencia para debates en curso en la Unión Europea y otros mercados europeos. Aunque la regulación comunitaria ya ha forzado una apertura parcial del ecosistema en el Viejo Continente, los detalles sobre comisiones, mensajes a usuarios o nivel de control de Apple sobre las tiendas de terceros seguirán muy de cerca precedentes como el brasileño a la hora de evaluar si las medidas son suficientes.
Los reguladores europeos, que llevan años examinando el papel de las grandes plataformas en sectores como las apps, el comercio electrónico o los servicios de contenido digital, tomarán nota de cómo se articula en la práctica este nuevo equilibrio en Brasil. Cuestiones como la neutralidad de las advertencias para los usuarios, la facilidad real para utilizar pasarelas de pago de terceros o la viabilidad económica de las tiendas alternativas serán factores clave a la hora de valorar si se requiere un ajuste adicional de las normas en Europa.
El acuerdo entre Apple y CADE coloca a Brasil en la corta lista de jurisdicciones que han logrado forzar una apertura concreta del ecosistema iOS, junto a la Unión Europea y Japón. Para España y el resto de países europeos, el caso se convierte en un ejemplo más de cómo la presión coordinada de reguladores y actores del mercado puede ir modelando, poco a poco, el funcionamiento de las grandes plataformas tecnológicas sin necesidad de romper del todo con su modelo de negocio, pero obligándolas a adaptarse a un entorno más competitivo.
By Roger Casadejús Pérez • Blog 0